Ha pasado muchísimo tiempo desde mis últimas lecturas, por así llamarlas, profesionales... aquellas en que concentrada terminaba el libro e inmediatamente pasaba a escribir su reseña. Explicaciones hay muchas pero prefiero obviarlas.
Retomo el camino con un libro que compré más seducida por su apariencia que por otra cosa. La campana de cristal de Silvia Plath en una preciosa edición ilustrada, casi como de colección.
Ya en mis manos no quedaba más alternativa que leerlo y por supuesto me sumergí en la historia, con visos autobiográficos. Me encontré con una fina representación de lo difícil que puede llegar a ser la vida de una mujer, o de un hombre, cuando la mente se ve inundada por el dolor, la insatisfacción y el desconcierto. De lectura ágil, no por ello menos profunda, transmite por momentos esa angustia incontrolable que solo los tristes conocen.
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