Un libro precioso en que el microrrelato se MANIFIESTA, así, con mayúsculas, en toda su potencia y que, por lo menos a mi, me produce cierta envidia... ¡qué tremenda capacidad de sintetizar y representar el mundo, emociones y sucesos apenas con un puñado de palabras y además, en el contexto del desafío de escribir por 100 días consecutivos! Y como si fuera poco, todo se enriquece con las geniales ilustraciones de Alejandra Acosta, cada una un mundo en sí mismo, lleno de simbolismo y misterios.
La verdad, si algún día llegara a publicar algo, quisiera que fuera un libro como este, una pequeña joya.